Si no estoy bien, no voy a decir estarlo.
Si no estoy mal, tampoco.
Si la única palabra que llega es aquí, tómala.
Si te digo que no, déjame ir.
Si no estás conforme, probablemente yo tampoco.
Si desearías que las cosas no fueran así, yo también.
Si preguntas escondiéndote, no pretendas que me muestre.
Si hablo, contéstame.
Si corro a tu lado, no huyas.
Si tengo miedo, ayúdame a olvidarlo.
Si juego demasiado, fréname.
Si sonríes, sigue sonriendo.
Si lloras, deja que intente ponerle fin.
Tal vez sí necesite algo más, pero no tengo mi objetivo fijado. Ya dejé pasar las oportunidades. Tampoco hay que ser tremendista y dar todo por perdido. Hay tiempo, pero siempre se quiere todo ya.
Hay que ver lo especialitos que nos volvemos, que somos. Lo fácil que sería decir "Ummm... Tú" y todo solucionado, pero no. Corre, salta, hasta asfixiarte y ya, si eso, intenta hacer algo, porque las probabilidades de que salga bien dependen de demasiadas variables, que además no tienen base alguna, y que simplemente pueden ser un sí o un no. Aún así está divertida la carrera. Hasta se echa de menos. El secreto es no pensar ni demasiado, ni demasiado poco y evitar las montañas rusas emocionales, obviamente. Con lo entretenidos que se vuelven esos días en los que quieres mandarlo todo bien lejos pero que te pones la música alta y saltas por tu cuarto, desafinando para ver si algún gato se te une. Está claro que mientras los sufres todo es un asco, pero no puedo evitar pensar lo tontos que nos volvemos, lo lentos que somos para ciertas cosas que son simples y las pocas veces que nos damos cuenta.
¿Cuál es el límite en la autotortura? ¿Hasta dónde somos capaces de ponernos en evidencia? ¿Qué es mejor, que nos lo digan a la cara o descubrirlo por nosotros mismos? Sería realmente extraño, estar ahí, quieta, y que alguien me viniese y me dijera que lo que estoy haciendo sólo empeora las cosas. Supongo que para mí sería peor darme cuenta después, porque al menos de la otra forma sabes que se han dado cuenta y que se preocupan por ti (al menos en decirtelo).
¡Aaaaah! Necesito cambiar de aires, un poco de desconocidos con los que preocuparme por mi comportamiento y demás. Con toda la gente que he conocido y todavía tengo ganas de pasar por "el mal trago".