jueves, 21 de junio de 2012

Lost in the arms of destiny

Muchas veces, buscamos el valor de las palabras en las acciones y otras, encontramos el valor de las acciones en las palabras. Enseñar y ponerlo en práctica. Cosas tan opuestas como la luz y la oscuridad. Estos opuestos siempre estarán unidos. Por muy diferentes que parezcan, uno le da sentido y existencia al otro. ¿Es en esa frontera, donde se confunde el día y la noche, donde se encuentra algún tipo de respuesta?

Le damos valor a las palabras, cuando el silencio también lo tiene. Forzamos la quietud para que nos de algo que supuestamente no tenemos, pero ¿y si resulta que sí lo teníamos? Sería adentrarnos en terreno peligroso. Entramos, destrozando con nuestros preciosos zapatos los pequeños castillos de arena que se levantaron y aguantaron las idas y venidas de las mareas. ¿Qué estamos dispuestos a exigir? ¿Hasta dónde pensamos que tenemos derecho a exigir? Inconformistas. Siempre deseando más. ¿Cuándo se callará esa necesidad del todo? Supongo que tarde, cuando todo ya se haya perdido, porque no sabemos lo que tenemos hasta que desaparece.

Y mientras, seguir sin saber muy bien qué se está haciendo. Perder poco a poco esa pequeña esperanza que quedaba. Tener que renunciar porque se han marcado límites en tu propia cordura.