lunes, 9 de abril de 2012

We are strangers in an empty space

Cuando tomamos una decisión, ¿se nos recolocan las neuronitas? ¿Dirán "Sí, señora" y se pondrán a trabajar? Porque sino, no sé cómo explicarlo.

Ahora, lo que antes era sólo una cosa se convierte en miles. Fragmentos perfectamente unidos sin motivo aparente. ¿Será que la búsqueda nos devuelve todos los datos que hemos recopilado? Un poco de aquí, un poco de allá y listo. Es abrir los ojos de nuevo y participar. Pero que desdibujado se ve todo. Dando pequeños pasitos y de vez en cuando mirar atrás y caer. Al menos, ahora, puedes levantarte poco a poco. No está tan mal.

Seguirán las cicatrices. Es inevitable. Con sus suaves contornos. Diciéndonos que en algún momento hubo algo que no encajaba. Puede que siga sin encajar, pero todo se va cerrando, ¿no? Las historias de las paredes se quedarán en eso, mientras apagamos la luz y vamos a la siguiente sala.

Seguramente llegue el día en el que, con toda la normalidad del mundo, explotemos. Se digan esas cuatro cosas que deberíamos haber dicho y durante unos segundos todo esté patas arriba. Hasta entonces, nuestro lado salvaje dirá que no está disponible. Haciendo algún guiño de vez en cuando.

Resignarnos por miedo.
Creo que no podríamos ser más estúpidos.
¿Y somos los racionales? ¡Venga ya!