lunes, 30 de abril de 2012

La mayor arma que alguien puede usar contra nosotros es nuestra propia mente

Hay tantas cosas que sé que necesito. La mayoría no encuentro cómo conseguirlas. Otras, simplemente, es que hay algo en medio.

Necesitaría un abrazo, un "borrón y cuenta nueva", un perdón, un momento de tranquilidad, caos controlado, un poco de participación, dejar que la marea me llevase lejos, silencio, música eternamente... Y tantas otras cosas que ni sé continuar.

Me he dado cuenta que no estoy consiguiendo nada de lo que debería, de lo que en principio quería. Ya no es sólo fallar a los demás, es fallarme a mí misma.

No es novedad que me discuta, pero ya cansa. Tanto que tengo que cerrar las puertas de la muralla.

A veces, a las cosas malas hay que darles un poco de color para poder pasar por encima de ellas.

martes, 17 de abril de 2012

You can't be too careful anymore, when all that is waiting for you, won't come any closer

Ir río arriba. En busca de un agua más fría, más pura. Allí donde esta vence a la tierra. 

Buscar con las manos las grietas por donde todo fluye. Trepar hasta que duelan los brazos y se haga difícil respirar. Saltar y caer como una bomba de aire en los reinos del frío.

Frío en la superficie, calor en el interior y silencio por todas partes. Ese silencio que es tan profundo que calla a las voces de la cabeza.

Seguir el camino hacia el centro de la tierra, donde todo se hace más oscuro. Algo tendría que haber pasado en todos esos siglos de agua goteante.

Notar que el aire se pelea por salir. Notar cómo lo hace. Forzar unos segundos más sin lo necesario, la única cosa que arriesgarías. Buscar una roca. Impulsarse hacia la luz. Notar toda esa velocidad, cómo se aparta lo que hay delante.

Salir.

Y miles de explosiones en el pecho dan la bienvenida al oxígeno. Las gotas recorren desde el pelo hasta los labios, dibujando los contornos de todo. Vuelta a casa.

Mirarse de nuevo. Las manos ensangrentadas por culpa de los bordes afilados. En el interior del pecho todo retumba. Hay dolor, pero no es malo. Acalla al resto. Sólo es otro grito. Pero se sabe que tiene solución. Un poco de descanso dejándose flotar. Mitad un elemento, mitad otro.

Ojalá se pudiera ser como el agua.
Sin pasado.
Con futuro incierto.
Descubriendo cómo seguir adelante.

The colors conflicted as the flames climbed into the clouds

¿Por qué?

Yo no lo pedí.

Sólo quería mi espacio. Un pequeño lugar con mi nombre en un cartel bien alto, aunque pobremente decorado. Algo acojedor para soportar el principio. Con un par de plantas, para darle el toque verde que me animase. Almohadas por todas partes para que al caer me pudiera acomodar y volver a levantar.

Pero no, ahí entró, como un huracán. Revolviendo todo. Asustando a todos. Cuando pareció que la calma había llegado, otra vez se desató la locura. Como una montaña rusa sin fin. Los cinturones se aflojan cada vez más y pronto caeré.

¿Qué haré con los trozos? ¿Jugar a los puzzles? ¿Soplar y ver si cada uno de ellos se convierte en un pájaro?

Mientras, camas revueltas. Malos despertares. Malos días. Malos pensamientos.

Siempre se ve igual.
Hasta que te acercas y quema.

domingo, 15 de abril de 2012

You don't deserve a point of view, if the only thing you see is you

Cuando le hemos dado tantas vueltas a las cosas que ya no nos encontramos, ¿cómo volvemos al principio? ¿Dónde está el botón del reset? Que ya va siendo hora de dejar de dar vueltas en la cama todos los días y no encontrar solución.

No sé cuándo empecé a frenar lo básico, lo que me hacía ser yo. Ahora sólo queda un pequeño animalillo asustado, que de vez en cuando abre los ojos, abre la boca, pero calla y otra vez al escondite.

Eso de saber qué decir en cada momento es demasiado difícil. ¿Qué hago? ¿Digo algo? ¿Callo? ¿Abrazo? Lo no esperado me hace demasiado débil. Y las personas. Uff, las personas... ¿Qué narices tenemos que nos molestamos los unos a los otros? A buenas o a malas. Pesados.

Y cuando lo que ves está demasiado cercano y te lo habías negado, ¿qué? ¿A quién se lo explicas? La conversación se convierte en un espejo. Dos voces y lo mismo que decir. Rabia compartida. Ninguna con respuesta, pero ambas asintiendo. Eso ya sí que es el colmo. La persona que te puede ayudar es la que tiene tu mismo problema.

Ya sólo queda esperar. Que algún día ya no haya preguntas. Sólo alguna rabieta contenida.

Puede ser lo malo de que nos juntemos con gente como nosotros. Que llega un momento en el que no te van a decir nada que no te hayas dicho tú, y al contrario.

Si un día nos despertamos sonriendo.
Si un día decimos adiós al pasado.
Si un día crecemos.

lunes, 9 de abril de 2012

We are strangers in an empty space

Cuando tomamos una decisión, ¿se nos recolocan las neuronitas? ¿Dirán "Sí, señora" y se pondrán a trabajar? Porque sino, no sé cómo explicarlo.

Ahora, lo que antes era sólo una cosa se convierte en miles. Fragmentos perfectamente unidos sin motivo aparente. ¿Será que la búsqueda nos devuelve todos los datos que hemos recopilado? Un poco de aquí, un poco de allá y listo. Es abrir los ojos de nuevo y participar. Pero que desdibujado se ve todo. Dando pequeños pasitos y de vez en cuando mirar atrás y caer. Al menos, ahora, puedes levantarte poco a poco. No está tan mal.

Seguirán las cicatrices. Es inevitable. Con sus suaves contornos. Diciéndonos que en algún momento hubo algo que no encajaba. Puede que siga sin encajar, pero todo se va cerrando, ¿no? Las historias de las paredes se quedarán en eso, mientras apagamos la luz y vamos a la siguiente sala.

Seguramente llegue el día en el que, con toda la normalidad del mundo, explotemos. Se digan esas cuatro cosas que deberíamos haber dicho y durante unos segundos todo esté patas arriba. Hasta entonces, nuestro lado salvaje dirá que no está disponible. Haciendo algún guiño de vez en cuando.

Resignarnos por miedo.
Creo que no podríamos ser más estúpidos.
¿Y somos los racionales? ¡Venga ya!

jueves, 5 de abril de 2012

Corre y escóndete. Ya vas tarde.

Algunas veces, cuando estás nerviosa, te comportas tan raro que la gente piensa que tienes un problema con ellos. Sí, lo tienes, pero no exactamente con ellos. Eres incapaz de afrontar riesgos. Vives acunándote en la comodidad. Siempre esperando, pensando, negándote experiencias.

Dime qué se siente. Dime cuáles son esos motivos a los que te aferras. Las mentiras y obstáculos que te has creado, sólo para quejarte de la vida. Sí, el problema está con ellos y esa relación que tienen contigo. Tú eres el problema y contagias todo lo que tocas.

No bastaba con hacerte pensar, tenías que involucrar a más personas. ¿No has aprendido aún? ¿Después de 3 años? Los problemas se quedan en casa. La experiencia así te lo dice. ¿Todavía sigues pensando que ayudará preocupar a alguien? ¿Tú? Cuyos problemas no se pueden considerar como tales porque sólo se convierten en eso cuando tu cabecita decide funcionar, encima mal. Te impide muchas cosas y no exclusivamente a ti.

¿Y tú eras inteligente? La que se tropieza consigo misma arrastrando. La que nunca está contenta con nada porque piensa que si ha conseguido algo es porque no es suficientemente bueno. La que recuerda cuando no debería e imagina futuros para que no se pueda vivir el presente.

Dime cuándo dejarás de ser esa persona. Dime cuándo dejarás de escribir qué hacer y lo harás.

Cuando los momentos de reírte sola por cosas recientes sean eso, risas, y no sólo una sonrisa, empezarás a funcionar de nuevo. 

Porque el caos es demasiado poco para ti, ¿verdad?

lunes, 2 de abril de 2012

Si supieras mi historia, palabra por palabra...

¿Podríamos vivir sin secretos? ¿Dejando que todos supieran todo de nosotros? ¿Sabiendo todo de ellos? Se habla de la sinceridad, pero no sabemos manejarla. Tendemos a hacer nuestros propios juicios aunque no haya nada que desmenuzar. Aún cuando nos abrimos a alguien lo hacemos con cuidado, sólo mostrando aquello que no puede cambiar. Un comentario que no esté perfectamente formulado y ya son mil caminos los que puede tomar.

Por una parte, estaría bien. Todo adquiriría una mayor velocidad. Las amistades se harían más fuertes o se destruirían en menor tiempo. La ayuda llegaría antes. El consuelo también. ¿Y si terminásemos teniendo el doble de experiencias? Más historias y menos memoria. ¿Sería eso tener más vida?

Por otra parte, guardar un poquito de lo que somos no tendría que ser malo. A veces, mantener el misterio es lo que hace que las cosas fluyan. La curiosidad y la búsqueda de la verdad nos despiertan la cabecita y nos llevan por sendas que normalmente no recorreríamos. Todo eso que haríamos por conseguir lo que queremos se quedaría en nada, ni lo formularíamos.

¿Qué camino elegir? ¿Aquel que nos muestra tal y como somos? Con todas las consecuencias negativas. Se van las sorpresas y viene la debilidad que puede suponer que se sepa demasiado de ti. ¿Escondernos de todo y vender nuestra vida en fascículos? Podemos alejarnos demasiado de lo que nos rodea y encerrarnos en nuestros secretos.

El problema se plantea de nuevo cuando ya has probado uno de los dos, no te ha ido bien, pruebas el otro y tampoco. ¿Qué será lo correcto? ¿Qué mantendrá el equilibrio de lo que se debe o no saber? ¿Cómo encontrarte si ya has explorado todas las opciones y lo único que te queda es un trozo de papel y miles de preguntas?

Llega un momento que lo único que hay de verdad en nosotros son las preguntas.
La mayoría sin respuesta aún, ni nunca.