martes, 15 de marzo de 2011

Cuenta atrás y vuelta a empezar.

Hoy, situación típica de anuario del típico instituto de la típica película adolescente americana, o lo que es los mismo, las fotos para la orla.

Levantarse pronto. Buscar que ponerse. Arreglarse el pelo. Desayunar. Vestirse. Maquillarse. Darse los últimos retoques. Salir de camino al instituto. No me sorprende que el aire esté juguetón por la mañana, ya lo preveía ayer. Intento salvar parte de ese "peinado" lo suficientemente elaborado para parecer arreglado e informal a la vez. Luchando unas horas para no despeinarse, no mancharse, estar lista. Llegan las fotos. Varias y en todas con la típica expresión forzada. Pero ya ha pasado. Me tranquilizo y observo.

Se ve durante toda la mañana un grupo charlando sobre como se ha salido y como se ha dejado de salir. Todos arreglados. Incluso los que solo tienen un chandal como vestuario formal llevan camisa o jersey. En cierto modo, todos temerosos. Al final, todos quejosos. A nadie le gusta su foto, pero lo cuenta, se entretiene. Gran parte de la mañana perdida, pero sin esa sensación horrible de no saber qué hace el mundo. A la salida, el mismo tema. Más relajados en marcha al hogar. Ya se puede correr. Ya se puede uno ensuciar. Ya se es libre. Como pájaros al atardecer.

Aún así, llegan los exámenes. Simulacro de selectividad. Tendré que desapuntarme de natación. Solo un día cada dos semanas, no es justo pagar y no ir. No sé cuando me despediré del agua. De esa dulce presión en el pecho que provoca respirar demasiado rápido.

[Atención: el siguiente contenido puede estar infestado de cosas no interesantes, se recomienda no leerlo, salvo si se aburre uno mucho]

Mientras, tengo una flamante hoja de papel mirándome fijamente. En ella, las palabras de lo que quiero hacer, los numeros a los que debo ser capaz de llegar. Ese corcho anclado en la pared que me saluda con mis deseos y espectativas. Ahora pequeños recortes lo adornan. Debería pintarlo. Decorarlo. Es un corcho triste y ahí solo pongo cosas alegres (y el horario, pero es inevitable). Tal vez lo que es el corcho con acuarelas, para que siga teniendo la textura de corcho. El marco con pintura resistente, puede que luego decorarlo con rotuladores. No sé. Quiero cambiar tantas cosas en mi vida y esta es en la que me fijo ahora.

Tal vez debería hacer eso, cambiar. Un día, tras los exámenes, tal vez huya. Me vestiré, maquillaré y calzaré unos tacones. Una aventura en lo desconocido no puede ser tan malo ¿no?

Zapatos. Un típico. Los adoro y los quiero todos ja ja ja.