viernes, 18 de febrero de 2011

Pienso, luego existo

Hoy, después de un tiempo, posteo. Estudiar cada vez me sirve de menos. Una semana apagándome lentamente durante interminables horas de estudio. Un examen con todas las preguntas posibles y poco tiempo. Un profesor cantando. Una amiga llorando. Y las palabras no llegaban a mi mente. Daré las gracias si apruebo.

Mi madre lleva asustándose un tiempo. Me ve estudiar y derrumbarme. Me ve sin saber que hago y olvidándolo todo. Me ha obligado a salir. He salido para caer otra vez.

Malas noticias para mi novio. Malas noticias para mí. Uno con su familia. Otra con los estudios. Una pareja entrañable. Se iluminan los rostros con solo vernos abrazados intentando olvidar. ¿Por qué tan difícil? Ya volvemos a lo mismo. No tenemos descanso.

Mientras unos nos critican por una cosa, nosotros seguimos escondiendo nuestra vida privada. Nuestra tristeza.

Supongo que para el resto del mundo no somos otros que los que pasan de todo. Es justo porque no lo somos por lo que sufrimos.

Estoy rodeada de enfermedades, enemistades y exámenes. ¿Qué más puedo pedir? Creo que no me falta nada para estar mal esta semana. Solo esperemos que mi madre no vuelva a recaer. O que los pinchazos paren. O que los mareos disminuyan.

A ver si estos días puedo reponerme un poco. Solo airearme. Pero seguro que tampoco. Y me seguiré hundiendo.

Bueno, al menos seguiré viva. Viendo como los que tenemos oportunidades las desperdiciamos. Como los que tenemos suerte de poder comer y beber agua potable todos los días nos obsesionamos por gilipolleces. Como seguimos sin avanzar. Como el dinero lo mueve todo.

Otra de la cámara pequeña. En colores fríos. A tono.