Qué difícil es seguir. Lo peor es ver que no solo te derrumbas tú. Tu al rededor también. Sigues la espiral. Todos hundiéndose.
Hoy, sigue siendo un mal día. Nada que envidiar a los otros. Mis problemas para superarme siguen. Para relacionarme, siguen. Para ayudar, siguen.
Dos personas hoy me han necesitado. No he podido hacer nada para las dos. A una debería haberla abrazado. A otro haberle querido. Parece que este segundo de bachillerato es una muy mala época. Solo conseguimos estresarnos, alejarnos, odiarnos y encerrarnos en nosotros mismos.
Al menos escribo. Al menos me hago un ovillito. Pienso que soy un gato. Y me acurruco al calor. Dejo todo fluir. Me levanto. Sacudo las marcas y vuelta a empezar.
Yo sabes que te quiero de verdad, que estoy para lo que sea. Pero no puedo con los dos, no puedo intentar rescatarte y no hundirme. Lo peor es que siempre caemos los dos. Unas veces te arrastro yo, otras tú. ¿Qué vamos a hacer ahora? ¿Esperar a que pasen tres meses?
Ni una nueva fecha importante nos ayuda. Tampoco el recordar que estamos con otros, trece meses. Y mucho menos el ver lo que nos espera.
