Hoy, ya llevo varios días estudiando a algunas de esas estrellas lejanas que brillan en la historia del saber. ¿Y qué saco en claro? Poco más que sentirme tonta. Tantos días en los que me dijeron que era inteligente para ahora encontrarme con que lo que yo ya sabía me lo reafirmo una nueva vez. Y todas esas personas que se aburrian del mundo y decidieron cambiarlo, ¿dónde están sus nombres y recuerdos?¿Dónde está el legado que nos dejaron sus descubrimientos?¿Por qué no lo sabemos?¿Qué nos lo impide?¿Serán los dulces brazos de la ignorancia? Ellos nos acunan y nos lo hacen todo mucho más fácil.
Y tras todo esto, solo me queda seguir como antes, sin saber. Y no seré la única. El rebaño me acompañará. Todos bien formados, sin rechistar. Bailaremos alguna danza sin sentido, como la denominada rutina. Reiremos. Soñaremos. Nunca más pensaremos. Seremos libres.
¿Qué pasará cuando alguien más se canse?¿Cuándo busque no solo sentirse protegido sino también vivo? Una nueva luz brillará y el mundo se pondrá en pie. Algunos aplaudirán, otros reirán y de nuevo gritarán en contra. Dará igual que sea por el bien común ¿no?
Y subimos alto y alto sin querer saber que caeremos a la fría y dura piedra de la muerte.
