Hoy, es otro de esos días antes de la ansiada libertad. La gente se refugia en su cuarto, entre paredes de apuntes y libros usados. Y leen, repasan, memorizan. Porque nosotros ya no aprendemos, solo memorizamos y escribimos. Pasa una semana y se es incapaz de recordar aquello que explicamos tan acertadamente. Y sonreímos, porque nadie nos juzga. Y seguimos nuestras insignificantes vidas por el camino que la corriente nos indica.
Somos aburridos, pero no lo aceptamos. Somos feos, pero nos idealizamos. Somos un grupo de animales demasiado inteligentes, pero no nos gusta que nos lo digan.
Me siento vacía cuando me intentan insultar con palabras que son bellas. Porque no soy tan perfecta como el ser humano podría llegar a ser, ni de lejos. Soy mediocre, pero otros lo son más y sonríen.
Necesito evadirme. Uno de esos días mios en un parque. Tranquilidad.
Se nota que me aburro, ya no solo de mi vida, sino de la de los demás. Desearía poder desvanecerme en los recuerdos de los demás.
Desearía poder desaparecer entre la espuma del mar, el verde de los bosques y el brillo del sol.

