martes, 25 de octubre de 2011

Deseo que mi conciencia me permita desear

Hoy, vuelvo a la carga. No sé el motivo. Tal vez el cambio de tiempo. Tal vez que tengo la conciencia que me dice "Lo has dejado muy muerto ¿eh?". La última vez que me puse a escribir era agosto y ahora ya estamos casi en noviembre. Yo que solía poner alguna cosita cada mes. Me habré quedado sin material, ya que solo vale lo malo para pensar.

A una semana de llevar 2 meses de novata. Lo que puedo afirmar sin duda es que el momento incómodo del principio, cuando no conoces a nadie, no es nada con darte cuenta de que vas haciendo amistades muy curiosas.

Te encuentras con personas que tienen un poco de ti, de esas partes que solo tú conoces y que cuando te das cuenta de que las puedes mostrar, explotas (en el buen sentido de una palabra principalmente relacionada con la destrucción). Vives con el continuo recuerdo de quien eres y da una sensación de cercanía casi insuperable. Por fin puedes descubrir que no hay nada malo en ti. (Qué bonito y positivo, no se parece nada a lo que suelo subir)

Como siempre, vuelves a pensar en el "¿y si...?". Tanto en el pasado como en el futuro. La de cosas que serían completamente distintas y a la vez iguales. Que quien conoces hoy será conocido por alguien al que conocerás es muy poco probable, pero pasa. Es en este caso cuando te planteas si cuentas tu experiencia o no. Si la relación es buena, siempre se dice, pero si no es así, la cosa cambia. Esa manía que tenemos de maquillar la realidad. Querer y no querer hacer daño. Los deseos contra la moral y la cultura. Lo que siempre nos lleva a frases inacabadas. Miradas salvajes que desgarrarían las sábanas con las que un niño se intenta proteger por las noches.

Lo dulce que sería poder hacer todo lo que se quiere cuando se quiere. Pero nos gustan las cadenas, las necesitamos, sino seríamos otro par de primates esperando sobrevivir. Luchamos por la libertad y no sabemos qué es, no podemos hacerlo. Sería desafiar todo lo que somos y queremos ser. La perfección no lo permite y es lo que todos buscamos. Quiero dinero porque está bien, quiero amigos porque está bien, quiero inteligencia porque está bien. Pero ¿quién y cuándo se dijo lo que es bueno y lo que no?
Tengo la sensación de que me repito demasiado, que siempre pienso igual. Tal vez reflexione sobre ello otro día, que hoy ya he puesto un poco de mis desvaríos y estaba desentrenada.

No es que esté loca, es que solo quiero mi castillo, como todos.